Los ojos inyectados en sangre, también conocidos como "ojo rojo", suelen ser el resultado de la dilatación de los vasos sanguíneos en la superficie de la esclerótica, la parte blanca del ojo. Esta dilatación de los vasos sanguíneos puede deberse a varias causas, que incluyen:
- Conjuntivitis: La conjuntivitis es una inflamación de la membrana delgada y transparente que cubre la superficie del ojo y el interior del párpado (conjuntiva). Puede ser causada por infecciones virales o bacterianas, alergias o irritantes químicos. La conjuntivitis puede hacer que los vasos sanguíneos en el ojo se dilaten, lo que provoca enrojecimiento.
- Fatiga ocular: El esfuerzo excesivo de los ojos, como el trabajo prolongado en una pantalla de computadora o la lectura durante mucho tiempo, puede causar fatiga ocular y, en consecuencia, ojos enrojecidos.
- Irritantes químicos: La exposición a irritantes químicos como humo, polvo, productos químicos o cloro de piscina puede causar irritación en los ojos y hacer que los vasos sanguíneos se dilaten.
- Sequedad ocular: La sequedad en los ojos puede resultar de factores ambientales, como ambientes secos o con aire acondicionado, o de problemas de producción de lágrimas. Los ojos secos a menudo se vuelven rojos y pueden sentirse incómodos.
- Alergias: Las alergias oculares a polen, polvo, pelos de animales u otros alérgenos pueden desencadenar una respuesta alérgica que incluye picazón, enrojecimiento y ojos llorosos.
- Lesiones o traumas: Un golpe o una lesión en el ojo puede causar enrojecimiento debido a la ruptura de los vasos sanguíneos en la esclerótica.
- Presión arterial alta: En casos menos comunes, la hipertensión arterial puede provocar ojos inyectados en sangre debido a la presión arterial elevada que afecta los vasos sanguíneos del ojo.
- Enfermedades oculares: En algunas enfermedades oculares, como el glaucoma o la uveítis, los vasos sanguíneos pueden dilatarse, lo que puede provocar ojos rojos.
Es importante destacar que si experimentas ojos enrojecidos de forma persistente o si se acompaña de otros síntomas preocupantes, como dolor, visión borrosa, secreción excesiva o cambios en la visión, debes consultar a un oftalmólogo para un diagnóstico adecuado y tratamiento si es necesario. El tratamiento variará según la causa subyacente de los ojos rojos.