La exposición excesiva a la luz azul, especialmente de fuentes artificiales como dispositivos electrónicos (pantallas de computadoras, tabletas, teléfonos inteligentes) antes de acostarse, se ha asociado con una serie de problemas de salud, incluyendo trastornos del sueño y la supresión de la producción de melatonina, una hormona que regula el ciclo de sueño-vigilia. Estos problemas pueden contribuir a síntomas de trastornos del estado de ánimo, como la depresión.
En general, la exposición a la luz azul durante la noche puede desregular el reloj biológico del cuerpo y afectar negativamente el ritmo circadiano, lo que puede llevar a dificultades para conciliar el sueño y a una mala calidad del sueño. El sueño deficiente y los trastornos del sueño, a su vez, pueden aumentar el riesgo de desarrollar problemas de salud mental, incluyendo la depresión.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la relación entre la exposición a la luz azul y la depresión es compleja y multifactorial. La luz azul en sí misma no "causa" depresión, pero puede contribuir a un conjunto de factores que aumentan el riesgo de desarrollar esta afección.
Para mitigar estos efectos negativos, se recomienda limitar la exposición a la luz azul antes de acostarse, especialmente en las horas previas al sueño. Esto puede lograrse reduciendo el uso de dispositivos electrónicos con pantallas brillantes y utilizando aplicaciones o gafas que bloqueen la luz azul. Además, mantener un horario de sueño regular y crear un ambiente propicio para el descanso también puede ayudar a reducir el riesgo de problemas de sueño y, por ende, de trastornos del estado de ánimo como la depresión.